- Que fracaso… Sí, esta soy yo de regreso a casa. Ya escucho a papá preguntándome por el supuesto marido que me inventé la navidad pasada. ¡Ay!… que tristes son los regresos, bueno, los regresos con las manos vacías.
II
-Disculpe, disculpe.
Encuentra un lugar vacío y se sienta al lado de una señora de unos 60 años. La señora la mira de reojo. Amanda se siente incómoda. Se sienta y saca un cigarrillo de su cartera.
-Disculpe, ¿tiene fuego?
-No ve que no se puede fumar aquí. ¿Es que nunca se ha montado en un tren?
Amanda, guarda su cigarrillo y mira a la ventana.
III
El ruido sigue, la asusta. Toma su cuaderno y se para corriendo. Corre por el salón hasta la puerta, voltea y se da cuenta de que todos la miran.
- ¿Qué pasa Amanda? ¿Se siente mal?, le pregunta el profesor atónito.
- Es que el tren se descarriló. Asustada, señala a la ventana.
- ¿Se descarriló? ¿Cómo qué se descarriló?
- Sí, se descarriló. ¿No escucharon el ruido?
Amanda, el profesor y los demás miran a la ventana, el tren termina de pasar. Una persona está cerrando la persiana. Amanda descubre que ese fue el ruido que escuchó. Todos la miran, asombrados. Apenada baja la cabeza y vuelve a su puesto.
-No, nunca me he montado en un tren. Es la primera vez… ¿No sabe que se descarrilan a cada rato?
La señora la mira confundida. Baja la mirada y lee un libro. Amanda, toma un periódico que alguien dejó en el asiento y lo abre. Mira de reojo a la señora y vuelve la mirada al periódico, mientras susurra:
- Vieja loca. ¿Nunca se ha montado en un tren? ¿Qué se cree, que soy del campo?, ¿que no se que aquí no se fuma? Vieja… mmm y pensar que en poco tiempo estaré como ella. Vieja chocha. Sí, chocha, viajando sola… ¡Ay! ¿Cómo voy a llegar a mi casa sin marido, si ya soy una vieja?
V
- Hola, ¿me puedo sentar?
Amanda se atraganta con la comida, toma agua:
- No. Perdón, sí… sí. Claro. Siéntese por favor.
- Hace mucho calor, dicen que este viaje se hace fastidioso y largo por eso.
- Sí, justamente pensaba en eso… A propósito, ¿puedo hacerle una pregunta? - Sí, por supuesto.
- Pensaba que… no crea que soy muy confianzuda… la verdad no quiero molestarlo… Pero… ¿es usted casado?
- Mmm. No... Pero no entiendo. ¿Por qué la pregunta?
- Es que ando buscando un marido.
- ¿Un marido?
- Bueno, no un marido… alguien que finja ser mi marido… usted sabe, uno crece con todas las oportunidades, sus padres trabajan duro para darle una buena educación en un colegio privado, le pagan los estudios en el exterior, lo menos que quieren es un marido para su hija… y yo… por eso pensé… que quizás usted… si ya sé que el tren no es un buen lugar para conseguir un marido ¿Sabe que se descarrilan a cada rato?... se que no me conoce… no soy lo que parezco…
El hombre se levanta y se va. Amanda lo ve alejarse. Toma dos píldoras con un vaso de agua y sigue comiendo.
-¡Papá! -Mija, ¿cómo le va?, ¿cómo le fue en el viaje?
-Bien papá, gracias. Mucho calor… estaba muy nerviosa. Creí que se iba a descarrilar el tren.
El papá no presta atención, busca a alguien más.
-¿Y su marido?
-¡Ay! papá… ¿qué le puedo decir? Me avergüenza pero es que… ya no tengo marido… Usted me enseñó que lo que no sirve se bota, y lo que se bota no se recoge… Así que ya no tengo marido.
El papá la abraza mientras salen de la estación, y le dice:
-No se preocupe mija. No se preocupe. Se acuerda de Julián, el carnicero… la está esperando. Ese sí que será un buen marido pa usted mija…. ¡Si señor! Estas serán las mejores navidades que hemos tenido en años…
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