No es suficiente

El verano se ha ido, sin dejar ningún epitafio.
Sigue estando caliente el sol, pero no es suficiente.
Todo lo que podría haber sido realidad, como el tacto de una pelusa
en la palma de mi mano, pero no es suficiente.
No se despreciaron las buenas consecuencias de ningún mal.
El mundo se iluminó festivo, pero no es suficiente.
La eternidad empujándome, cuidándome, haciéndome reír.
Yo era realmente feliz, pero no es suficiente.
Sin hojas que se marchitan, sin ramas rotas.
El día como un cristal limpio y claro, pero no es suficiente.
Stalker, Tarkovski, 1979.


Esa noche no pude dormir. Después de varios días desafortunados no conseguía dejar de pensar en algo que había leído en Echar a perder, el libro de Kevin Lynch. El texto es un análisis del deterioro, de los lugares abandonados, de las ciudades destruidas y, entre otras cosas, del desperdicio y la suciedad. Entre otras cuestiones, me llamó la atención una historia sobre una fiesta inca de la limpieza, algo así como un “festival de purgación”.

Cuenta Lynch que en la primera luna nueva de otoño, la gente hacía un pan especial de maíz y sangre humana. Antes de la puesta de sol, lavaban y escurrían sus vestidos en la calle, y con el pan frotaban el umbral de la casa y sus propios cuerpos. Luego dejaban fuera de la casa el pan y, con él, todas las enfermedades que éste había absorbido. Después, y esta es la mejor parte, cuatro hombres armados con lanzas se reunían en el centro y corrían por las cuatro calles principales recogiendo los panes con las lanzas y luego, por relevos, otros corredores las llevaban cinco o seis leguas fuera de la ciudad, donde los últimos guerreros las hundían en el suelo, clavando así los males en la tierra. Por la noche, la ceremonia se repetía con antorchas, que se apagan en ríos distantes para que las enfermedades fueran a dar al mar. Después de este ritual, y una vez purificada la ciudad, se organizaba una gran fiesta.

Reflexioné y me pregunté cuál sería la manera de hacer esa limpieza en nuestras vidas. A veces estamos tan llenos de “enfermedades” que nos volvemos insoportables, y al mismo tiempo indefensos, ante este monstruo llamado sociedad. Quizás habrá que inventarse una zona post apocalíptica como la de Stalker, un lugar mitificado porque, supuestamente, ahí se cumplen todos los deseos. Así, una vez que entremos a “la habitación”, viviremos con la ilusión de la felicidad eterna.

“No es suficiente” recita uno de los personajes de la película. No es suficiente sacar la caca de la casa, frotarse con el pan y pedir deseos en un lugar mágico. Algo más está haciendo falta.

Espero no pasar la noche desvelada pensando en cómo salvar al mundo, cuando no soy capaz de tomar una decisión medio trascendental. Soy el antihéroe que prefiere meterse debajo de las sábanas en una noche fría y seguir buscando respuestas a través de metáforas. En todo caso, imaginar es mejor que contar ovejas.


9 comentarios:

MadelCarmen Vargas dijo...

¿Cómo nos limpiamos?
Vos y yo, al parecer, escribiendo. Quizás no todos han descubierto como limpiarse.

Milagro Haack dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Milagro Haack dijo...

Mis saludos Adriana.

Los ritos y los mitos se tocan como diría Jung y son la herencia que rueda de siglo en siglo y no pasa en vano para aquellos que volteamos la mirada para “rencontrarnos” por las imágenes arquetípicas. Dichas imágenes parecieran ser alejadas de nosotros, por ello también tocan el reflejo y viven en el inconsciente: nuestra la sombra con todo su peso de herencia porque los genes se trasmontan, sin embargo los de fuerza nos hacen recolectores de imágenes y signos desde que existe la historia: la palabra pensamiento vuelta imagen, donde lo profano y lo sagrado se unen, “reconcilian”; allí en ese espacio el ser único debe reconciliarse con su entorno, con la vida, para poder ver las “enfermedades” del alma. Y si lo unimos al colectivo “recordarnos con una imaginación mucho más amplia” y allí, nadie no hay Héroes y antihéroes, sólo humanos con una conciencia o anti -conciencia de lo adquirido por cultura, más la región como el núcleo de millones de otras regiones hasta espaciales. Bien, vuelvo a el llamado: las influencias que recorren nuestra cordillera de los Andes: la "sangre que brota de la tierra" para llevarnos hasta la Puerta del Sol, a través de este escrito que por signo cada uno de los lectores recoge el brillo del oro por búsqueda y la plata para forjar la espada de la palabra. Bien, en los rituales el pan y la sangre es purificación del alma. Sin embargo, eso es una labor muy dura y siento que todo el pasado hasta el presente la imagen de la ciudad es el cuerpo de la conciencia de lo humano. Sí estamos enfermos, de imágenes antepuestas, por ello es bueno ir al origen para saber que los ancestros con su sabiduría por lo menos usaban pan –nutriente- sangre –vida – para esa invocación festiva colectiva, que igual es muy bien llevada por Jung en su libro el hombre y los símbolos, y después símbolos de transformación y pare de contar.


Gracias y gracias por hacerme despolvar la memoria con mi pasión por los Incas, Los Timotocuicas para otra reflexión y no tardía, nada es tarde para el ser.

Fanny dijo...

Parecidas angustias también me desvelan; pero suspiro feliz cuando cosas como ésta me alejan de mis monstruos pesimistas. Adri, que hermoso texto

Jeanette Cecilia dijo...

Como Fille de la Lune, también escribo, de vez en cuando, para limpiarme y/o reconocerme, pero quizás con escrúpulos, porque no he llegado a tocar el existencialismo al punto que lo haces tú Adriana

Yo! dijo...

Sigue imaginando! Eres lo máximo!

Adrimosar dijo...

Según una investigación arqueológica, los romanos del medioevo reutilizaban y reciclaban más que el hombre actual.
Carles Ribas, El País, España, 13-06-2009

PatRi dijo...

Las "limpias" han existidos a lo largo de la historia, ha medida que el hombre ha ido evolucionando también ellas...cada uno según su capacidad y conciencia encontrará la suya...

Anónimo dijo...

Gracias Adriana:por tan bellos textos,exquisitamente redactados.
un abrazo..