Acabo de mundo

MARÍA GRACIA es una niña hiperactiva. No para de hablar ni de saltar en el asiento trasero del carro. A su lado, su abuela lleva una taza con sopa caliente. María Gracia se mueve tanto que, sin darse cuenta, mete su larga cola de cabello en la sopa. Regaño de la abuela. A María Gracia le da asco tener su pelo negro lleno de grasa. Al llegar a casa deberá lavarse la cabeza. Más tarde, María Gracia habla y juega entre los adultos, la regañan otra vez. Mientras tanto, el perro de la casa le lame la cola de cabello y saborea con gusto la sopa de costilla.

EL PROFESOR DE ARTE intenta explicar la repercusión de las vanguardias en la historia del arte. Intenta: lo que hace es divagar. -Disculpen si estoy algo disperso –dice- pero eso pasa con textos que uno no conoce bien, que son recién leídos. No sólo se justifica descaradamente, sino que espera respuesta de sus alumnos de postgrado anonadados ante tal pedagogía.

LUCIO es un profesor tímido pero talentoso. Recorre toda la universidad buscando un escáner. Pasa por el pasillo con sus jeans grandes bien amarrados por encima de la cintura. Llega al departamento que necesita, el Centro de Diseño Gráfico, una oficina que recuerda una boutique de mall donde se muestran algunos trabajos-objetos-artísticos de profesores y estudiantes. Lucio muestra una carpeta y dice: -Hola, tengo todas estas cartas, necesito escanearlas pero sólo tengo esto para guardar la información. Ante los ojos asombrados de los diseñadores fashion, saca del bolsillo de su camisa un disquete 3 ½.

LA SEÑORA tiene toda la mañana en el banco. Ansiosa, envía y recibe mensajes en su celular. El vigilante se acerca y, mientras señala un aviso ubicado a la derecha, le dice que está  prohibido usar el teléfono celular. Ella, sin mirarlo, asienta con la cabeza. El vigilante vuelve a su recorrido y la señora, como si nada, sigue la tertulia con el pequeño teclado. Quizás no sabe que los teléfonos móviles tienen una opción de “vibrar” para estos casos. Pero es que, ni por decencia, le baja el volumen al aparatito.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

el espejo mira al rostro reflejado, y le dice. la proxima vez que pases por aquí, no dudes que eres solamente mio. y ni se te ocurra dar vuelta la cara, porque entonces, puedo ser todos. Air

Milagro Haack dijo...

Mis saludos Adriana.
Lo cotidiano es la "cultura del espectáculo". El asombro frente a un suceso es lo único que nos hace humano.

Hasta pronto.
Milagro Només

ALIZA dijo...

Conozco al tal profesor. Pero le pongo fichas. Creo que a la hora de las vanguardias y de la autonomía de la esfera del arte, le pinta más el dance. Lo suyo es un apostolado, Adri!